Tenemos varias realidades que administrar y yo puedo hablar desde el punto de vista del desarrollista, del financiero y del consumidor.
El desarrollista, que es el encargado de que el desarrollo nazca y se desenvuelva con éxito, tiene una expectativa comercial y una expectativa constructiva para que se lleve a cabo el proyecto. Normalmente, una obra promedio de 50 unidades tardaría 24 meses para culminar totalmente su construcción. Para hacerlo financieramente cómodo, la venta se daría con una entrega inicial y el resto una financiación en el periodo de esos 24 meses. En su defecto, se podría extender el plan hasta 36 meses o poco más con intereses.
Hasta aquí todo bien, el problema radica en que la mayoría de las personas no puede pagar esa financiación corta, ya que un departamento promedio rondaría los US$ 75.000 (si no es más) y la entrega inicial superaría los US$ 15.000, con las cuotas que quedarían por encima de los US$ 1.500 dólares mensuales. Por este motivo, el cliente inversor es el que predomina en participación en este tipo de adquisiciones.
Luego tenemos el otro extremo de desarrollista, que financia como regla y da la posibilidad de ahorrar a largo plazo en ladrillos a 15 y 20 años. La desventaja es que esta forma de financiación dificulta la obtención real de la unidad en el corto o mediano plazo, a menos que se haga un anticipo grande. La cuota no es suficiente para acelerar las obras y cumplir con la expectativa de entrega de unidades para la clientela.
Por último, tenemos la obra en etapa de terminación y la posibilidad de comprar a través de un banco con la financiación de AFD, pero bajo mi experiencia, es casi nula la obtención del crédito. Desde mi perspectiva, la tasa de crédito que da al banco es baja y no le resulta un negocio atractivo financiar con ella; por lo que prefiere utilizar ese capital para créditos personales, descuentos de cheques entre otros productos más rentables, que en definitiva parece tener lógica.
Finalmente, el consumidor queda con muchas opciones, pero sin posibilidad razonable de obtención de una unidad en el corto ni mediano plazo; huérfano de una posibilidad de compra real. Lo que sucede finalmente es alquilar como regla, y creo que como regla no es el camino ideal, por lo menos no para la mayoría de la gente. Sí hacemos educación financiera rápida, un alquiler promedio que rondaría los Gs. 3.500.000 en 1 año son Gs. 42.000.000, en 10 años son Gs. 420.000.000, en 20 años serán Gs. 840.000.000, sin considerar los ajustes.
¿Cuánto tiempo de vida debería pasar uno alquilando o pagando a un tercero? En especial cuando esa vivienda podría llegar a ser sido suya. El mercado de alquileres nunca va a terminar, pero el mundo de mi vivienda propia recién empieza.
Nosotros nos tomamos muy a pecho esta situación y, por que tenemos los medios y porque sabemos como hacerlo, tenemos la responsabilidad de actuar. AZ propone planes de financiamiento únicos, adaptados a cada cliente, desde un inversor que quiere obtener el mejor el mejor beneficio a la inversión en el periodo de 3 y 5 años a nivel nacional hasta el cliente final. Esto incluye a los que están cansado de pagar alquiler, la pareja joven que se quiere proyectar a una vivienda propia como un patrimonio familiar, el padre de hijos que le quiere dejar una herencia y no encuentra posibilidades, o inclusive el cliente que quiere retirarse joven y esta buscando un plan de jubilación.
En AZ proponemos un mundo de posibilidades de compra en varias locaciones estratégicas de Asunción, desde cuotas similares a sueldo mínimo hasta rentabilidades sobre la inversión del 14% anual en dólares. Con 7 torres terminadas y 4 torres en camino, existen varias etapas constructivas donde el plazo máximo de entrega de tu llave en cualquier plan será en solo 60 meses, por más que elijas una financiación propia de 20 años.
Si te gustaría aprender más de como ser parte del crecimiento inmobiliario de Asunción, no dudes en contactarnos. Nuestros asesores te darán una atención de primer nivel y te orientarán para que tomes la mejor decisión para tu futuro.
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